Fidel, nuestro héroe de los años 60 -Carta del lector El Tiempo19-02-2008

 Reflexiones de alguien que alguna vez fue estudiante y se creyó de ideas revolucionarias.

Para nosotros, los estudiantes de entonces, Fidel Castro fue el valiente que, contra viento y marea, recogió la bandera de nuestros libertadores, abandonada en manos de dictadores como Batista o del poder económico gringo, heredero del colonialismo inglés y tan ávido de poseer no ya tierras lejanas, sino estructuras económicas en alianza con el poder político latinoamericano que lo permitiera.

Nuestro idealismo no toleraba que Cuba fuera el patio trasero y, peor aún, el prostíbulo de cierta clase de gringos amantes de la diversión en tierra ajena. Pero pasaron los años, la revolución y el sitio económico de los gringos se endurecían al unísono y nuestro entusiasmo se apagaba.

La invasión de Cochinos nos devolvió a la fogosidad de los primeros tiempos, también el Che, pero muy pronto, ya profesionales adultos, nos calmamos. El llamado tercermundismo y la Teología de la Liberación, Allende, nuestra promesa chilena de revolución pacífica, las dictaduras militares o gobiernos autoritarios, los primeros golpes sin muertos de los Tupamaros, los Montoneros, las Farc, el Eme, el Eln, entonces todos con ideales puros, nos entusiasmaron. Pero al poco tiempo empezaron los muertos, inútiles muertos de lado y lado, que nos pedían una decisión extrema. O dictadura militar o civil, ambas consecuentes con la doctrina de Seguridad Nacional, que las justificaba y apuntalaba, o la guerrilla, que las combatía y que era torturada y asesinada fuera de combate por los que se proclamaban los salvadores de los grandes valores patrióticos, pero que también mataba y secuestraba .

Siempre se invocan los altos valores de la Patria cuando ya no se sabe dar razones para la violencia ilegal de parte de los violentos de lado y lado. Del lado insurgente y del lado que detenta el poder del Estado. ¿Qué hacer si queríamos una revolución sin muertos? ¿Qué hacer si no queríamos la dictadura, que nos privaba de nuestras libertades, cada vez menos sagradas para los que se erigían en nuestros salvadores frente a la lucha guerrillera? ¿Qué hacer para sacar a los pobres de su pobreza y a los poderosos de su frialdad solo con la palabra firme tantas veces prohibida para nosotros los latinoamericanos?

Y llegamos a hoy, el día en que Fidel renuncia y miramos estos cincuenta años en perspectiva. ¿Cambió realmente lo que queríamos que cambiara? Solo un poquito. ¿Podría un país sojuzgado como era Cuba en el 59 en una situación de indignidad haber salido sin un Fidel? ¿Podría Fidel y la revolución haber prosperado sin coartar la libertad de los cubanos? No sabemos.

Pero sí creo que podemos decir que hoy Cuba tiene la oportunidad de aflojar las riendas demasiado duras y abrirse al mundo paulatinamente, sin trastornos, soltando sus presos; volver a los ideales de libertad conservando lo que consiguió en igualdad, equidad y dignidad para sus ciudadanos. Y los que queríamos una revolución sin muertos ni secuestrados ni torturados tendremos que proponer nosotros, con todos, un proyecto que esté por encima de esa absurda e inútil disyuntiva entre gobiernos autoritarios y revoluciones distorsionadas.

Emma Flood

 

~ por emma flood en junio 17, 2008.

2 respuestas to “Fidel, nuestro héroe de los años 60 -Carta del lector El Tiempo19-02-2008”

  1. A que hace referencia el comentario cuando dice que Cuba cambió un poquito? Con la Revolución lo que cambió fue el pueblo cubano, alcanzó la dignidad tras muchos años de lucha.Un gobierno sin autoridad sencillamente no puede existir, porque gusanos tiene el mundo.

  2. Víctor
    Tal vez no fui lo suficientemente clara. Cuando digo que «cambió un poquito» lo hago respondiéndome a la pregunta : ¿Cambió lo que queríamos que cambiara? Y esta pregunta tiene relación con nuestras expectativas de entonces, que eran enormes por que éramos entusiastas y muy idealistas, demasiado tal vez. Creíamos que íbamos a cambiar el mundo desde nuestras charlas en los cafés, peleando a nuestros padres que nos parecían retrógrados, asociándonos a movimientos estudiantiles a los 15 años, con manifestaciones públicas en nombre de la libertad de enseñanza o la autonomía universitaria. Manifestaciones que en ese entonces no podían tener la difusión internacional que tienen ahora. Teniamos mucha información, pero no teníamos ni blogs, ni internet, ni computadores. Sólo el teléfono de la casa, papel, sobres y estampillas. No había fotocopiadoras, había mimeógrafos sobre los que se podía copiar unas pocas hojas, o el papel carbónico para máquinas de escribir…Eso sí, hablábamos y hablábamos hasta cualquier hora.
    Emma Flood

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